Todos hemos visto grandes eventos en lugares de interés histórico. Sitios que aparentemente son demasiado delicados para acoger semejantes saraos. ¿Deberían hacerse estos eventos en lugares que podrían salir perjudicados?

Unos opinan que son lugares creados para el ocio. Teatros, Museos, Circos, Plazas, Coliseos… Están destinados a eso. Y el “desgaste” que se pueda producir por este tipo de uso es justo y lógico y no debería apenarnos. Eso no significa que valga todo y que no haya que tener cuidado con lo que hacemos, pero no podemos perder el sentido con el que se construyeron.

Por otra parte, hay quien dice que son lugares históricos y por regla general en un estado delicado de conservación. Pesa más su valor como parte de la historia, que por su uso. Tenemos suficientes lugares para realizar cualquier tipo de evento de cualquier tamaño. No hace falta arriesgar estos lugares con el comportamiento tan deficiente que, por regla general, tenemos los seres humanos.

LA REALIDAD

Desde el punto de vista de conservación de patrimonio, el “daño” que un concierto puede hacer al patrimonio es más grave por el hecho la maquinaria que monta y desmonta el evento (camiones, grúas de gran tonelaje, anclajes al suelo, etc) que por el evento en sí (ni la luz ni el sonido harán más daño que la el sol o la actividad normal). Las personas ya visitaban y utilizaban antes esos espacios. No es más perjudicial ahora que antes.

Así, se entiende lo importante que es disponer de profesionales a la hora de organizar, montar y desmontar este tipo de eventos. Conscientes, no solo del evento, si no del entorno que les rodea. Y es que, al margen de las opiniones confrontadas, la realidad es que un entorno especial, hace el evento más especial aún.